Más de un siglo ha tomado modificar el código obrero legislado en la post-guerra, privilegiando los derechos de los trabajadores que, durante la industrialización impulsada en el Porfiriato, sufrieron de jornadas inhumanas, explotación y abusos; una reforma que pretende cambiar el curso de la impartición de justicia y la introducción a la democracia Sindical.
El pasado 10 de septiembre del 2018, el pleno de la Cámara de Senadores ratificó el Convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), misma que regula los principios de libre sindicación y negociación colectiva.
Una de las materias en menor actualización por cuanto hace a su análisis desde una perspectiva legislativa en México, es sin margen de error el derecho del trabajo. Dentro de éste, el tabú de la discusión siempre ha girado en torno a los asuntos de carácter colectivo (aquellos que protagonizan una relación entre el sindicato y el patrón).